21 ene 2014

El nacimiento de Ema Simona, por Leonardo

Ya ha transitado un año del nacimiento de nuestra pequeña hija, hoy, miércoles 22 de Enero del año 2014, Ema celebra su primera vuelta al sol. Te amamos pollito.


Por Leo.

Esa noche previa, por primera vez, tu madre sintió cosas extrañas en su cuerpo, una suerte de contracción. En la mañana, a las 11 de la mañana si mal no recuerdo, teníamos hora con la Emilia, la matrona, para hacer un monitoreo fetal.  Era día martes y creo que el viernes anterior habíamos estado en otro monitoreo: la opción de que nacieras cerca de esos días era concreta.

Como teníamos el monitoreo, yo tenía hablado en la pega que llegaría un poco más tarde. El bolso estaba listo. Y al salir de la casa rumbo a la clínica, con tu madre nos preguntábamos si llevábamos altiro el bolso, por si acaso…

Llegamos a la clínica y en la espera de la Emilia, tu mamá comenzó a sentir que las contracciones crecían. Tiene que haber sido tipo 11:30 cuando comenzamos el monitoreo y casi al instante nos dijeron: se tienen que quedar, la bebé nacerá hoy.

Emilia nos llamó a la calma, de que estaba todo ok, de que habría trabajo de parto, de que la pieza especial estaba reservada, de que bajara a hacer el ingreso sin problemas, que fuera a buscar el bolso…

Bajé al primer piso a sellar el ingreso que ya estaba prehecho. Llamé a mi hermano y a la Paz para que me ayudaran con el bolso. La Paz podía ir a buscarlo, porque en su depto tenían copia de la llave del nuestro. Pampy estaba de bajada pero no tenía la llave. Le pedí a ambos que se comunicaran entre sí y que me llamaran.

El preingreso fue rápido. Llamé a mi mamá y me respondió nerviosa, que ya se iba a Santiago, que ya, que a qué hora nacería, que si todo estaba bien… Le dije que se calmara y se comunicara con mis suegros, para que viajaran juntos. A mis suegros le avisé vía suegro, ya que suegra también podía ponerse nerviosa, según me dijo tu mamá previamente.

Volví a una sala donde estaba la Fer, preparándose y haciendo el ingreso con exámenes generales.

Bajé otra vez a buscar el bolso, a la salida de la clínica. Saludé a mi hermano, tomé el bolso y subí de vuelta. Con tu madre entramos a la sala especial de parto. Deben haber sido como las 13:00 horas.

Nos acomodamos. Yo me puse el pantalón blanco para la ocasión. Tu mamá se acomodó. Instalamos la música, vía pendrive y parlantes que nos prestó el Max. Dejamos los celulares en silencio.

Apareció Emilia y nos dio un par de indicaciones. Nos dijo que nos empoderáramos de la sala, sin mencionar la palabra empoderar. 

Prendimos la tele y pasaban una teleserie brasileña en Canal 13 que Fer veía de vez en cuando. Serán tipo 3 cuando apagamos la tele y prendimos la radio. Emilia entraba y salía. Por ahí apareció el doc, Orlandi. Y muy a lo lejos otras asistentes del piso.

El ambiente era de calma. De amor. Solo un par de veces pesqué el celular para anunciar en qué piso estábamos, y que todo marchaba ok.

Las contracciones aumentaban mientras pasaba el tiempo. La Fer a ratos se sentaba en la pelota anatómica. Luego caminaba un poco. Tipo 4:30 tu mamá ya empezó a moverse sin parar. La Emilia comenzó a quedarse de punto fijo. Tipo 5:30 la situación ya era full parto. La música siguió siempre muy tenue. Yo solo me preocupaba de acariciar a tu madre. De ayudarla a pararse, a sentarse, a caminar dos pasos.

Deben haber sido como las 5:45. Tu madre fue al baño, yo le ayudé tímidamente. Deben haber sido como las 6:00 cuando estuvimos un buen rato a los pies de la camilla que había, pujando de pie. Iban y venían las contracciones y tu madre gritaba: "Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh” y luego silencio. Luego “Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh” y luego silencio.

Ella estaba a full. Físicamente con un cansancio creciente, pero el ambiente seguía siendo de armonía. De mucho amor.

Tiene que haber sido como las 6:15 o 6:30 cuando tu madre se semi sentó. Yo me ubiqué a su lado derecho. Emilia al izquierdo. Orlandi ya se quedó sentado, de punto fijo, a la altura de la pelvis. 

Las contracciones iban y volvían a un ritmo cada vez más alto. En cada una, Emilia y yo hacíamos fuerza contraria, tomando las piernas arqueadas de tu madre.

Ella preguntaba cuánto faltaba y ya desde las 6:00 aprox, cuando entramos al baño, que Emilia dijo: “Ya no queda nada”

Según dice el certificado médico, a las 18:49 naciste Ema Simona. Entonces tipo 18:45 mostraste por primera vez la punta de tu cabeza. Luego el último puje, y saliste, sin llorar, pero moviendo tus ojitos. Mirando, tranquila. Orlandi y Emilia guardaron silencio. Una o dos asistentes que había, también. Hodali (el neonatologo), que llegó sobre el final, también.

Tu madre te tomó de las axilas y te ayudó a salir en el último impulso. Yo acompañé el movimiento, tomando tu cuerpo y los brazos de tu madre. De inmediato viajaste al pecho de la Fer. Conmigo ahí. Me acurruqué, quedé cerca de tu cara, besé a tu madre y nos abrazamos los tres.

Fue mucho rato. No sé si 15, 20 o 30 minutos. La música seguía, nunca paró. No recuerdo cuál sonaba al momento del parto.

Y te tomé. En mi pecho. Con mi camisa semiabierta. Y te llevé a los pies de la cama, donde había una pesa y una pequeña mesa para atenderte y hacer tus mediciones más básicas. Conté tus dedos. De las manos y de los pies y una de las asistentes se dio cuenta y sonrió. Hodali le comentó a una de las asistentes (o fue al revés, no recuerdo) que tenías una pequeña marca en la muñeca.

Te limpiaron. A tu madre también la limpiaron. Te vistieron. Yo pasé las mudas, clasificadas en bolsas, de manera ordenada. Fue todo sin apuro, muy tranqui. Serán las 7:30 cuando comencé a guardar el parlante, las cosas nuestras. Te tomé en mis brazos y fuimos a una sala contigua a la sala de espera. Mediante el vidrio te vieron tus abuelos, tus tíos, primos. Fue breve. Un minuto o dos.

Volvimos a la pieza. Tu madre ya estaba más incorporada. Emilia hacía unos breves papeleos y llegó un funcionario para llevarnos a la habitación. La Emilia les dijo que esperaran. Te tomó y la puso en el pecho de tu madre. Tomaste papa por primera vez.

Calmadamente, nos fuimos. En la puerta del ascensor me dijeron que me tenía que ir por otro lado. Fui. Tranquilo. Solo. Preferí las escaleras. Al llegar me abrazó mi mamá y mi hermano. Luego los papás de Fer. Y los demás que estaban. La Paz, la tía Nana, la Cata. La Pilar, el Martín. Llegaste con tu madre en la camilla. Entraron y quedé afuera. Se instalaron en la pieza y comencé a “ordenar” el ingreso por turnos de los familiares. Lo seguí haciendo todo el primer mes.

1 comentario:

  1. Anónimo1/22/2014

    Dejar que la madre naturaleza haga lo tuyo, lidiando con el dolor unidos en la misma energía para vivir la experiencia más sublime que existe les otorga aún más la sensación plena de valorar más la magia de la vida y reconstruir su Amor con Ema Simona que viene a este mundo a aprender y a enseñar Gracias por permitirme disfrutar de ese Amor que trae luz y biemestar. TANY

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